miércoles, 4 de septiembre de 2013

SUELOS Y VEGETACIÓN

Vegetación y suelos.
España cuenta con una gran variedad vegetal y animal en su territorio. Además de la evolución geomorfológica y su situación en la zona templada del planeta, esta variedad se explica por tener un relieve muy contrastado, con llanuras y montañas, costa e interior, archipiélagos y continente.
Dicha variedad está relacionada con la división climática de la península Ibérica, de modo que a las tres zonas climáticas principales (oceánica, mediterránea y subtropical) le corresponden otras tres regiones con diferente vegetación: eurosiberiana, mediterránea y macaronésica.
Existe una estrecha relación entre vegetación y suelo. Para comprenderla mejor, veamos primero unos aspectos básicos sobre los suelos.
El suelo
Formación: se forma por la alteración de la roca a través de procesos físicos, químicos y biológicos, pues la acción de agentes atmosféricos, unida a la de los seres vivos, fragmenta la roca y altera sus minerales.
El perfil del suelo: con el paso del tiempo en el suelo se distinguen horizontes: niveles horizontales que se desarrollan en el interior del mismo y que presentan diferentes caracteres de composición, textura, adherencia, etc. El perfil del suelo es la ordenación vertical de todos estos horizontes.
En los suelos completos o evolucionados se distinguen tres horizontes fundamentales que desde la superficie hacia abajo son:
Horizontes del suelo:
  • Horizonte A: Es el más superficial y en él enraíza la vegetación herbácea. Su color es generalmente oscuro por la abundancia de materia orgánica descompuesta o humus elaborado, determinando el paso del agua arrastrándola hacia abajo, de fragmentos de tamaño fino y de compuestos solubles.
  • Horizonte B o zona de precipitación: Carece prácticamente de humus, por lo que su color es más claro, en él se depositan los materiales arrastrados desde arriba, principalmente, materiales arcillosos.
  • Horizonte C o subsuelo: Está constituido por la parte más alta del material rocoso in situ, sobre el que se apoya el suelo, más o menos fragmentado por la alteración mecánica y la química, pero en él aún puede reconocerse las características originales del mismo.
  • Horizonte D o material rocoso: es el material rocoso subyacente -”roca madre”- que no ha sufrido ninguna alteración química o física significativa.
La importancia del suelo: se la otorgan tres aspectos de gran interés:
  • El ecológico: soporte y alimento de vegetales, es necesario también para la fauna. Tanto vegetales como animales participan en la edafogénesis, aportando biodiversidad al interior del suelo.
  • El económico: el valor agrícola, forestal, minero o ganadero de un suelo es lo que le asigna un precio.
  • El valor cultural: la capacidad del suelo de producir alimentos ha creado, a lo largo de la Historia, sistemas de protección del mismo, de modo que su explotación es sostenible. Conservar dichas tradiciones o culturas, es básico para mantener un uso racional del suelo. Por otro lado, no hay que olvidar que en la formación de suelos actuales participaron culturas prehistóricas, cuyos vestigios se han incorporado en algunas de las capas de ese suelo, por lo que podemos considerarlos almacenes o archivos del paso de diferentes sociedades por ese lugar.
La vegetación
La vegetación está integrada por las formaciones vegetales o grupos de vegetación individualizados por el tamaño y por la fisonomía de sus especies. Los tres tipos básicos son el bosque, el matorral y el prado o estepa.
A cada región climática le corresponde una región en cuanto a vegetación: a la zona climática atlántica le corresponde la región eurosiberiana (bosque caducifolio o de frondosas formado por árboles de hoja caduca); a la mediterránea la región vegetal con el mismo nombre (bosque esclerófilo formado por árboles de hoja perenne) y a la zona climática subtropical le corresponde la denominada región macaronésica o canaria (bosque de laurisilva).
Veamos cada una de estas regiones.

Región eurosiberiana:
Ocupa la zona de influencia del clima atlántico, llegando hasta el Pirineo oriental.
La formación vegetal característica es el bosque atlántico: árboles de hoja caduca, con bosques de gran densidad. Destacan el haya y el roble, aunque también se dan el castaño, fresno, avellano,...
Cabe destacar que la acción antrópica ha sustituido en algunas zonas esta vegetación autóctona por pinos y eucaliptos, de crecimiento más rápido y atractivo aprovechamiento económico.
La degradación de este bosque da lugar a una formación arbustiva llamada landa, compuesta por brezo, tojo y helecho principalmente. En los valles y laderas montañosas, donde la humedad aumenta, tenemos la pradera de aprovechamiento ganadero.
En las zonas montañosas, la vegetación varía según varían las condiciones de temperatura, humedad y viento, es decir, según ascendemos. Por eso la vegetación se distribuye de modo escalonado, en pisos, siendo diferentes las vertientes de barlovento y de sotavento. Para representar gráficamente estos pisos se utilizan cliseries de vegetación. Podemos constatar esta vegetación en los dos sistemas montañosos del norte de España: la Cordillera Cantábrica y los Pirineos.
Cordillera Cantábrica: por su abundante humedad mantiene la misma formación boscosa de hayas y robles hasta los 2.000 mts. de altitud. A partir de ahí la nieve sólo permite el brezo y la pradera, llegando a desaparecer la vegetación en la cumbre.
Pirineos: gran diferencia entre vertiente norte y sur. En general, se distinguen tres pisos:
  • Piso montano (hasta los 2.500 mts. aprox.). Densa población de pinos y abetos.
  • Piso subalpino (2.500 -3.000 mts.). Predomina la pradera.
  • Piso alpino (a partir de los 3.000 mts.): las durísimas condiciones climáticas sólo las aguantan los líquenes y pequeñas plantas que crecen sobre las rocas.
En cuanto a los suelos de esta región eurosiberiana, hay que señalar que son los mejor formados de España. Destacan los llamados suelos pardos, pero también está el suelo tipo podzol (zonas ricas en sílice) y los suelos tipo rendzina (territorios donde abunda la caliza, como en la parte oriental de la
Cordillera Cantábrica)
Región mediterránea:
Ocupa el territorio bajo clima mediterráneo, tanto de la costa como de interior. Lógicamente, es la característica principal de este clima, su acusado estiaje estival, la que condiciona el desarrollo vegetal en esta región, predominando, en consecuencia, las plantas de tipo xerófilo y de hoja perenne (como la encina o el alcornoque).
La formación vegetal característica, es el denominado bosque esclerófilo mediterráneo, formado por encinas y alcornoques principalmente, aunque éstos últimos son más abundantes en la España silícea (Occidental). En menor grado están los acebuches, sabinas y el pino (carrasco).
Se trata de un bosque ocupado por el hombre desde épocas muy tempranas (acción antrópica), lo que ha alterado su forma original, bien degradando el bosque, sustituyendo sus árboles más representativos o, en algunos casos, provocando la desaparición del bosque mismo:
  • Degradación del bosque: disminución de su densidad, dando lugar a la dehesa, cuyo aprovechamiento es principalmente ganadero.
  • Sustitución de las especies típicas por otras con mayor aprovechamiento económico, como el pino o el eucalipto.
  • Desaparición del bosque: dando lugar formaciones de matorral mediterráneo xerófilo de gran variedad, destacando dos tipos de formación vegetal característica: en suelos poco calizos tenemos la maquia o maquis, formado por algarrobos, acebuche, madroño, lentisco, jara, brezo, etc. En los suelos calizos encontramos la garriga, menos densa que el maquis, y en la que encontramos el tomillo, el romero, la retama, el cantueso y el palmito.
En las zonas más áridas, con condiciones extremas de temperatura y humedad, la vegetación tiene una claro componente estepario con ausencia casi de árboles y con arbustos como el palmito o el tomillo. Esta formación la podemos encontrar en el sudeste peninsular (Almería) algunas partes de la depresión del Ebro.
En las zonas montañosas encontramos un menor escalonamiento que en las montañas de la región eurosiberiana debido a que las condiciones climáticas entre la montaña y el resto del territorio, en la región mediterránea, son muy similares, afectando por igual el estiaje de verano.
  • Piso inferior: (hasta los 2.500 mts. aprox.) encina, rebollo y quejigo; si la montaña es elevada, podemos encontrar pinos, hayas y robles. Caso especial es el pinsapo, que es endémico de la parte occidental de la Cordillera Subbética.
  • Zonas elevadas (a partir de los 2.500 mts. aprox.) no hay árboles por el frío. Encontramos matorrales adaptados al frío, prados y, en la cumbre, ausencia vegetal.
En cuanto a los suelos en esta región tenemos que están poco desarrollados. Suelen ser de tonos vivos: rojos y ocres. Son más fértiles en las zonas limítrofes con los suelos de la región eurosiberiana. En general, tenemos suelos pardos calizos en zonas donde abunda la caliza; suelos pardos meridionales en terrenos silíceos. En las zonas semiáridas los suelos son muy delgados: xerorendzinas (terreno calizo) y xerosem (suelo arcilloso).
Región macaronésica:
Por su situación, con un clima distinto a los de la península, las islas Canarias poseen una vegetación específica, abundando las especies endémicas. Por otro lado, el carácter montañoso de las islas le confiere un notable escalonamiento en altura. Por último, hay una clara distinción entre las islas orientales (mucho más secas) y las occidentales.
Hay que destacar como formación vegetal característica la laurisilva, en las islas más húmedas: bosque de especies perennes muy variadas: laurel, loro, tilo y viñátigo. En las zonas menos húmedas tenemos el pino canario, que como su nombre indica es endémico de la zona. Cabe destacar también el drago, árbol endémico de estas islas del que quedan pocos ejemplares.
La formación de matorral es similar a la mediterránea (jara, acebuche, retamas,...) junto a otras más xerófilas (chumberas, pitas, palmeras,...).
En cuanto a los suelos son muy pobres, con un claro carácter volcánico.

Conceptos
Edafogénesis: términos referido al proceso de formación de un suelo, cuya velocidd depende de factores como el clima, la litología, la geomorfología, la vegetación y el tiempo transcurrido. La actividad humana también puede afectar en el proceso.
Caducifolio: plantas, normalmente árboles y arbustos, que pierden sus hojas durante una parte del año, por ejemplo el haya y el roble.
Acción antrópica: efecto que produce la actividad humana en los territorios, por ejemplo, roturando campos para la agricultura, talando árboles, haciendo carreteras o construyendo ciudades.
Cliseries de vegetación: tipo de gráfico que se utiliza para representar el escalonamiento de las distintas especies vegetales en una montaña.
Podzol: que se caracteriza por una alta lixiviación, es decir, lavado del suelo por abundante agua, lo que propicia que una gran cantidad de sustancias superficiales migren a niveles inferiores
Rendzina: suelos sobre roca madre carbonatada, como la caliza.
Plantas xerófilas: adaptadas a la vida en un medio seco y, por tanto, resistir prolongadas épocas de sequía como ocurre en el clima mediterráneo.
Plantas esclerófilas: tipo de vegetación que posee hojas duras. El término esclerófilo proviene de los vocablos griegos sclero (duro) y phyllon (hoja).
Las plantas esclerófilas se hallan en todo el mundo, pero son típicas de Australia. También se encuentran en los bosques mediterráneos que cubren la Cuenca del Mediterráneo (Wikipedia).
Maquis: o maquia. Formación vegetal densa, de suelos silíceos, formada por especies perennes adaptadas a las altas temperaturas, como las que se dan en el verano del clima mediterráneo. En general suele ser el resultado de la degradación de bosques de robles o encinas
Garriga: formación vegetal menos densa que la maquia, resultado de la degradación de la encina y el roble en suelos calizos. Está formada por especies resistentes a las altas temperaturas y largos periodos de estiaje.
Endémico: cuando una especie animal o vegetal sólo se desarrolla en un lugar. Suelen ser seres residuales que en otros tiempos tuvieron una mayor expansión geográfica o que, por vivir en una isla, no tienen posibilidad de expansión
Landa: formación vegetal pobre en especies. Es característica de la región eurosiberiana y supone una degradación del bosque mixto atlántico. Está formada por matorrales como la retama, el tojo o el brezo, que puede llegar a alcanzar más de tres metros de altura. Se asienta sobre suelos pobres, poco aptos para cultivo

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