- el primer tercio del siglo XX se detecta una fase expansiva, con un importante incremento de la actividad y del número de animales;
- en los años anteriores y posteriores a la Guerra Civil se asiste a una fase de recesión en dicho crecimiento dada la negativa coyuntura económica de la época;
- a partir de los años sesenta empieza el impulso definitivo para la actividad, sobre todo en la ganadería bovina y porcina.
Este proceso es posible por la coyuntura económica nacional, que incrementa notablemente su demanda de productos cárnicos conforme aumenta el nivel de vida de su población. No son extraños, por lo tanto, los fuertes incrementos del ganado porcino, ni de las ovejas o las vacas, mientras que el declive más destacado es protagonizado por el ganado equino, cuya reducción es una consecuencia lógica de la generalización de la mecanización rural.
Evolución del número de cabezas de ganado en España, 1907-1999
Miles de cabezas | Bovino | Ovino | Caprino | Porcino |
1907 | 2.212 | 13.728 | 2.808 | 2.031 |
1999 | 6.204 | 23.934 | 2.639 | 22.597 |
Estas cifras convierten a España en el año 2000 como el segundo país ganadero de la Unión Europea: en ovino únicamente le supera Gran Bretaña, en caprino le aventaja Grecia, en porcino le supera Alemania, mientras que en vacuno Francia, Alemania, Gran Bretaña e Italia tienen cabañas superiores en número.
El incremento del consumo de carne nos ayudará a comprender la magnitud de esos procesos iniciados a finales del siglo XX: en la segunda mitad de la centuria la cantidad de carne consumida se ha decuplicado, lo cual ha generado los siguientes incrementos productivos: la carne de cabra se mantiene en cifras estables, la de oveja y vaca se triplican, la carne de cerdo multiplica por diez su cantidad, mientras que la carne de ave lo hace por cien.
Por último, en cuanto a la distribución geográfica de las actividades pecuarias debe señalarse lo siguiente:
- el ganado vacuno, tanto de aptitud láctea como cárnica, se concentra en la España atlántica, en las dehesas salmantinas y extremeñas, así como en Catalunya pero bajo formato estrictamente industrial;
- el ganado ovino asiste a una racionalización de las prácticas extensivas —la trashumancia se mecaniza, aunque tiende a desaparecer a pesar del paso anual por pleno paseo de la Castellana—, concentrándose el 50% de la cabaña en Extremadura, Aragón, Ciudad Real, Zamora, Sevilla, Navarra y Salamanca;
- el ganado porcino, que experimenta los mayores crecimientos en número de cabezas, tiene pautas de localización divergentes, ya que las dehesas del W y SW peninsular acogen los restos de una práctica ancestral, mientras que el 50% de las cabezas se concentran en las granjas (ganadería industrial) de Barcelona, Lleida, Segovia, Murcia, Girona, Huesca, Castelló y Toledo.